A medida que la temperatura del mar se incrementa, a consecuencia del fenómeno de El Niño, la pesca se ve afectada por la disminución de especies marinas, lo que pone en peligro la economía y el sustento de muchas familias de pescadores de la ciudad de Manta.
Por Fabricio Salazar, Noemí Moreira, Silvia Mendoza y Judith Hidrobo
A Calixto Barre, un pescador de la costa ecuatoriana, le preocupa que el fenómeno de El Niño vuelva a tener las mismas consecuencias que se vivieron en el año 1998 y que afecte a su actividad pesquera.
Recuerda que hace 25 años nadie lo preparó para la crisis económica que sufrió el país, ya que especies como el atún, el albacora y la macarela escasearon y esto perjudicó la economía de un hogar que recién formaba, ya que trabajaba únicamente con la variedad de albacora.
“El fenómeno de El Niño nos va afectar a todos y es una cadena que perjudica desde el pescador, comerciantes, familias y niños. Las temperaturas del agua cambian y eso hace que no se vaya a pescar igual”, manifestó.
Barre tiene 60, de los cuales tiene más de 40 años dedicado a la pesca. Sin embargo, recientemente ha empezado a ser comerciante en Playita Mia, que es un mercado popular de pescados en la ciudad de Manta.
Una cadena. Barre asegura que en estos meses la llegada de este fenómeno ya se está sintiendo, no como esperaba, pero sí ha visto que el albacora, atún y picudo han subido y han mantenido su precio, a pesar de que la menor oferta de la libra se está vendiendo a $3,50.
Agregó que este valor podría empezar a subir en los próximos días o semanas, de acuerdo con su disponibilidad. Y eso preocupa, porque el atún es el principal ingrediente para el encebollado, cazuela y bollo, principales comidas apetecidas en Manabí.
“El pueblo será el principal afectado porque no podrá comprar debido al alto precio que habrá en ciertas especies (atún, albacora, picudo). Esto hará que trabajemos menos, unos de aquí no podrán laborar porque su fuerte son las especies que van a escasear y tendrán que dedicarse a otra cosa”, comentó.
Sin embargo, señaló que una de las alternativas que han podido socializar con varios de sus compañeros de Playita Mia es almacenar el producto, pero eso significa aumentar el valor y bajar un poco la calidad.
“Picudo sí va a haber, obviamente que ya no será al mismo precio, porque aquí hay fábricas que lo almacenan, lo congelan y lo venden. Obviamente que, si ahora se vende a $3,50, cuando llegue el fenómeno podría llegar a venderse hasta siete u ocho dólares”, señaló.
Por su parte, Roberto Mero, pescador artesanal, indicó que el albacora está escaseando pero que no sube el precio por temor de que no le lleguen a comprar.
“Las ventas están bajísimas y no se gana mucho. A nosotros nos han subido el quintal hasta 15 dólares”, asevera.
Mero siente que esta situación lo ha golpeado económicamente y teme que con la llegada de este fenómeno su situación empeore.
“Como no se gana mucho, yo tengo que pagar el mantenimiento de la mesa, comprar el hielo, a veces a la persona que me trae el producto, porque otras veces lo traigo yo. Al tener menos ingresos, mi familia es la perjudicada porque no tendremos para comer ni pagar nuestras cosas”, puntualizó.
EXISTEN ALTERNATIVAS
Bernardo Cedeño, quien vende pescados albacora, dorado y guaju, manifestó que, si bien su producto más vendido es el albacora, no sentirá mucho el golpe económico porque tiene otras alternativas que implementará para generar ingresos a su familia.
“Llevo en este negocio varios años y he vivido inviernos fuertes, con pocas ganancias pero con mucha experiencia. Aquí muchos compañeros viven el día a día y ellos serán los más perjudicados por la llegada del fenómeno de El Niño. Yo seguiré con mis ventas de dora y guaju, pero también usaré mi carro para hacer fletes y así tener un poquito más de dinero”, mencionó.
Recalcó que tanto los comerciantes y pescadores se han preocupado por esta situación, por lo que han pedido una reunión con la Asociación de Playita Mia para tener un plan para afrontar este problema que se avecina.
Asimismo, dijo que si los pescadores buscan otras alternativas para generar dinero serán pocos los que se aventuren a salir a pescar, vislumbrando así una escasez que podría presentarse en Playita Mia.
ALIMENTO PARA FAMILIAS DE ESCASOS RECURSOS
Virginia Loor es madre soltera y tiene tres hijos. La mayoría de días se dirige hasta el sitio El Limón, en Portoviejo, Manabí, desde el barrio donde habita.
En ese sector, todos los días se instalan carretas para vender pescados de todo tipo, pero ella busca los pequeños. Y es que sus ingresos, obtenidos de lavar ropa de vecinos a mano, no le alcanza para los de filete (albacora, picudo, etc).
“Esto es lo más barato para parar la olla. Con $5 de pescados comemos hasta dos días con mis hijos, y varias comidas”
Loor apunta a esta proteína porque es la más nutritiva, dice, pues le otorga mayores energías a sus hijos de 4, 6 y 10 años, en medio de una economía resquebrajada por la falta de empleo y la ola de inseguridad.
Hace unos meses, la escasez de “pescados chiquitos” (pelágicos pequeños) le representó un dolor de cabeza, pues lo que ingresaba no daba para comprar otro tipo de proteínas para la comida de su hogar. “Y si hay, están caras”, menciona mientras le reprocha al vendedor.
Pero de inmediato tiene su respuesta. El comerciante le dice a manera de reprimenda, que las especies están escasas por la calentura del mar y de paso le advierte que con El Niño será peor.
“Debe prepararse para el golpe, señora. Yo ya lo estoy empezando a sentir”
UNA CADENA DE AFECTACIONES A LA ECONOMÍA
Expertos habían advertido que la llegada del fenómeno de El Niño traería elevadas temperaturas en el mar y consigo la escasez de especies de peces, sobre todo de las mayormente comerciales para Ecuador como el atún o pelágicos pequeños para enlatados y harina de pescado.
Jorge Sonnenholzner, docente de acuicultura de la Universidad Técnica de Manabí (Ecuador), detalló que El Niño disminuye la biomasa de fitoplancton, microorganismos que generan productividad primaria y que alimentan a otros organismos.
Por ese efecto, según el experto, gran cantidad de aves marinas costeras han comenzado a morir. Al principio, agregó, se pensaba que estaba asociado con alguna enfermedad viral, pero ahora se sabe y comprende que es por El Niño. “Incluso en las Galápagos hubo muertes de aves”, dijo.
“Los primeros que mueren son las larvas que no encuentran alimentación, los peces jóvenes y, por su efecto, también aves marinas”, dijo.
Retomando el tema de especies, Sonnenholzner, quien es biólogo, máster en ecología marina y doctor en oceanografía costera, mencionó que estas ya empezaron a dispersarse y trasladarse lejos de la costa continental; principalmente los pelágicos grandes, afectando a la pesca que persigue este tipo de peces, como el atún o albacora, altamente migratorias.
“¿Qué repercusión tiene esto? Que particularmente la flota atunera tendrá que migrar, irse cada vez más lejos a perseguir el recurso y obviamente le tomará más tiempo la captura y más costos, lo que implica un impacto directo sobre la comercialización”
Pero el atún no es el único recurso que se puede ausentar, dice Sonnenholzner, pues los pelágicos pequeños como sardina, pinchagua, macarela o anchoveta, se enlatan para consumo humano.
Estos son altamente importantes para el Ecuador y pertenecen a aguas frías, por lo que la temperatura del mar por El Niño los ahuyentaría. Aquello también complica al sector camaronero, pues pelágicos pequeños como la botellita, hojitas o caritas, se utilizan para la elaboración de balanceado, alimento del crustáceo.
Ecuador es uno de los principales exportadores de camarón en el mundo y por la alta demanda, ha entrado a implementar mayores cultivos a nivel hectárea. Eso significa que el país está comprometido a dotar de más producto.
“Lo que implica que, si tenemos disminución de pelágicos pequeños, no tendríamos fuente de proteína. Lo que sucedería es que incrementaría el costo para alimentar el camarón y esto traería un efecto cascada sobre la pesquería y la industria del camarón” (Jorge Sonnenholzner)
TEMPERATURAS FAVORECEN A OTRAS ESPECIES
El Niño genera una reacción importante, asegura Sonnenholzner, pues, así como hay una disminución de estos recursos, existe aumento de otras.
En este momento, por ejemplo, las temperaturas y las condiciones ricas en sedimentos están favoreciendo a especies como el Dorado y el camarón marino. En la condición de El Niño existe alta pluviosidad y con ello una carga de sedimentos que salen de estuarios, como el del exterior del Golfo de Guayaquil y del resto de la costa continental ecuatoriana.
“Toda esa carga de sedimento favorece que haya una proliferación, como tipo plataforma para que surja, por ejemplo, el camarón marino, que en este momento tiene mayor presencia y está siendo explotado”
Para el dorado la situación es similar. La intensidad de lluvias genera ‘basura’, relacionada con vegetación, palizadas, troncos, hojas y restos que salen de los ríos, que comienzan a flotar a lo largo de la costa.
“Al dorado le encanta nadar alrededor de esta basura y salir a superficie”, detalla el experto.
“Las condiciones favorecen para que sea un animal fácilmente capturado y tenga mayor disponibilidad para la pesquería en este momento. Aunque no solo está aquí (Ecuador), sino que se mueve a lo largo del Pacífico, pues viaja hasta las costas de México, la misma población genéticamente hablando”, dijo.
NO TODO ES MUERTE
Cada vez que hay El Niño en la costa continental, recursos como los pepinos de mar se recuperan. Esas especies que hoy por hoy están disminuidas por pesquerías mal dirigidas, revela Sonnenholzner, pues dice que después de este evento (2023-2024), habrá una población en las Galápagos, que se haya recuperado en salvedad y mejorado en densidad. Igual sucederá en la costa continental.
“No todo es un problema, el problema es que Ecuador no está estudiando sus recursos, principalmente estuarinos y de manglar. Somos un gran estuario, el último de la costa sur del Pacífico, que prácticamente está abandonado”
El académico insiste en que este tipo de ecosistemas guarda una gran variedad de especies y poblaciones de peces o invertebrados que tienen importancia comercial y ecológica, que las universidades tampoco pueden solventar por falta de recursos.
Precisamente, la Universidad Técnica de Manabí (Ecuador), tiene una facultad de Acuicultura y Ciencias de Mar, la única a lo largo de la costa continental ecuatoriana ubicada en las orillas de un estuario, el del río Chone, el más importante de la costa norte del Ecuador.
De hecho, este estuario tiene connotación internacional porque está asociado a ecosistemas tipo humedales de corte internacional como La Segua (Chone, provincia de Manabí, Ecuador).
“De hecho esto le da relevancia a que tenemos que enfocar estudios que sean actualizados propendiendo hacia la diversificación en la acuicultura que es hacia donde tenemos que apostar y es lo que tenemos que estar haciendo todos”, finalizó Sonnenholzner.
UN LLAMADO AL ESTADO
Para Sonnenholzner, Ecuador debe no solo centrarse en la explotación de los recursos antes mencionados sino en diversificar su oferta.
“Por ejemplo pepinos de mar, erizos de mar, peces como el chame, tilapia; también las ostras y otras especies de moluscos que tenemos y que hoy por hoy cuentan información que hace 20 años no teníamos. Es tiempo para comenzar a emprender procedimientos de acuicultura renovada y diversa”, manifestó.
De ahí que hizo un llamado al Ministerio de Producción a que incremente la lista de especies a producir.
“La información científica ya existe, no podemos estar de brazos cruzados y pensar en la monoproducción o en función del extractivismo del atún”
De hecho, menciona, que el mercado asiático, por ejemplo, está abierto a recibir producción acuícola que el Ecuador está listo para producir.
LAS EXPORTADORAS TAMBIÉN SON AFECTADAS
Domingo Estrada lleva 15 años trabajando para Fishcorp, una exportadora de atún de Manta. Trabajan con latas de atún, pouch de atún y lomos de atún congelados. Además de atún, recientemente también han trabajado con productos de camarón, y ambos productos han sido afectados a raíz de las altas temperaturas del Océano Pacífico y la emigración de los peces.
Estrada explica que se encuentran en una encrucijada. Su producción no solo se ve perjudicada por el desarrollo de El Niño, sino también por la veda que se aplica entre Agosto y mediados de Septiembre, y la veda próxima de Diciembre-Enero.
‘’Estamos castigados por los dos lados y estamos trabajando mucho menos. Hemos bajado nuestra producción casi un 50% y, además, hemos sacado un personal de casi 30%, porque no se justifica tener un personal sin poder laborar”,
Especialmente, Estrada espera que el gobierno considere suprimir la veda de diciembre-enero ante las afectaciones que el sector industrial pesquero de Manta ha sufrido por las temperaturas de El Niño.
En verano, la temperatura de las aguas debe ser cálida, entre 22°. Sin embargo, El Niño ha provocado que la temperatura suba hasta cerca de los 28°. Fishcorp lleva en este limbo por 3 meses. Frente a las predicciones de la llegada oficial de El Niño, mantienen la esperanza de que las corrientes enfríen las temperaturas y la pesca sea más óptima.
Según cuenta Estrada, el precio del atún ha subido en un 25% por la escasez del producto. Anteriormente, la tonelada de un atún de 4 a 7 kilos costaba $1.500, actualmente está pasando los $2.000, provocando que el mercado se encuentre en desequilibrio y afectando a la estructura de las empresas.
¿QUÉ SUCEDE CON LAS EXPORTACIONES NACIONALES?
Según datos públicos de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), entre Junio del 2022 y Junio del 2023 hubo una baja en el precio de las exportaciones. Para el sexto mes del 2022 las exportaciones habían cerrado con 248.139 toneladas exportadas mientras que en el año actual se exportaron 212.834, lo que quiere decir 14,2% menos toneladas que el año anterior.
Esto se puede atribuir a la escasez que hay en la pesca por la emigración del producto. Pues especies como el atún, un producto importante en las exportaciones ecuatorianas, no aguantan las altas temperaturas del El Niño y buscan aguas más frías, lo que provoca que los pescadores tengan que adentrarse más en los océanos para buscarlos. En el 2022 se exportaron 137.794 toneladas de lomo y conservas de atún, mientras que en el 2023 la cantidad bajó hasta exportar poco más 120.000 toneladas, 10,6% menos que el año anterior.
La escasez de peces provoca que los precios suban. Según la CNP, el precio de las exportaciones cerró con una variación casi del -10% en comparación con el año pasado, a pesar de que las toneladas exportadas tuvieron un margen más afectado de -14,2%.
Con el propósito de profundizar a detalle el reportaje, se entabló comunicación con la CNP, sin embargo, no se recibió ninguna respuesta favorable hasta la publicación de este reportaje. También, se intentó contactar a la Subsecretaría de Pesca, allí se entregó una solicitud notarizada en las oficinas de San Mateo, de Manta, pero no se dio apertura a lo requerido.
¿Y EL NIÑO? ¿CUÁNDO LLEGARÁ A ECUADOR?
Mientras que a principio del mes de Agosto, las costas del Pacífico reflejaban temperaturas de 3° sobre lo normal, un nuevo análisis del Estudio Regional del Fenómeno El Niño (ERFEN) ha registrado temperaturas de 3.3° en el Pacífico Oriental y 1.3° en el Pacífico Central, ambas regiones impactan al Ecuador.
Según este estudio, el Instituto Oceanográfico e Hidrológico pronostica que El Niño llegaría a finales de septiembre. Este inminente regreso plantea una serie de desafíos significativos para la actividad pesquera y la seguridad alimentaria en las comunidades costeras de Ecuador.
La anticipación de una menor oferta de especies como el atún, el albacora y el picudo ya se hace evidente en el mercado, con precios al alza que amenazan la estabilidad de las familias y la disponibilidad de alimentos básicos. Y testimonios de pescadores como Calixto Barre, resuenan con la preocupación de una nueva crisis en sus vidas y sus familias, como la que dejó El Niño en 1998.
La cadena de impacto se extiende desde los pescadores hasta los comerciantes y las familias más vulnerables, como lo destaca la experiencia de Virginia Loor, madre soltera que depende de los pescados más asequibles para alimentar a sus hijos. La comunidad pesquera y los comerciantes buscan una respuesta unificada y exhortan al Estado a tomar medidas preventivas y de apoyo.
El futuro de las comunidades costeras ecuatorianas depende de su capacidad para adaptarse y encontrar soluciones creativas ante la incertidumbre que trae consigo El Niño. La cooperación entre pescadores, comerciantes, autoridades y expertos es esencial para construir resiliencia en un escenario donde el cambio climático y los fenómenos naturales continúan presentando desafíos significativos.